8.10.08

Redescubrir a Cortázar

Por Juliana Boersner
Papel en blanco, México, 03/10/08


Julio Cortázar es uno de esos autores que está más allá del bien y del mal, un autor, un hombre, que siempre se movió en los extremos a la vez que en los intersticios. No puede uno mantenerse incólume ante la mención de su nombre ya que su obra, su vida y su imagen han dejado una marca inconfundible en el imaginario hispanoamericano. Toda una mitología se ha tejido en torno a su larga y desgarbada figura supuestamente en eterno crecimiento; y es que, no en balde, para muchos Julio es el Cronopio Mayor.

Hablando de Cronopios y, sobre todo de homenajes y relecturas, el escritor Ignacio Solares (México, 1945) nos sorprende con un libro sobre Cortázar pero no sobre el Cortázar escritor, sino más bien sobre el que se conectaba con aspectos de la vida y de la muerte más allá de toda racionalidad. Solares, quien es un conocido apasionado de la psicología, escribe su libro Imagen de Cortázar (Fondo de Cultura Económica, 2008), centrándose en la relación del escritor argentino con la muerte, los sueños y, particularmente, con la idea de El Doble, y escribe: "La historia de un escritor, dice Roland Barthes, es la historia de un tema y sus variaciones. La culpa en Dostoievski, el juicio en Kafka, la nostalgia en Proust, el absurdo en Camus, la aventura en Hemingway, el laberinto en Borges. En el caso de Cortázar ese tema es, precisamente, la otredad. Obsesiva, recurrente, esa intención central abraza su obra. Un tema único que sus ficciones van desarrollando a saltos y retrocesos, desde perspectivas diferentes y métodos distintos".

Por otro lado, Solares, quien también es novelista, habla de la singular relación del escritor argentino con la muerte a la que llamaba (según una anédota de Aurora Bernárdez) su ciudad o, según las palabras de Omar Prego: “una ciudad en la cual yo nunca he estado en esta vida despierto”. Cortázar era, a la vez un humanista culto que un explorador de los mundos ocultos, lo cual se pone de manifiesto en su pasión por la obra de Edgar Alan Poe, por ejemplo, y por el toque de ultratumba que tienen muchos de sus cuentos como Casa tomada, por ejemplo.

Las preguntas que dan origen a este libro de ensayos buscan escudriñar en las facetas más ultraterrenas del escritor, como por ejemplo: “¿Cómo imaginaba ese trance postrero? ¿Cuál era su idea de trascendencia? ¿Cómo evolucionaron sus creencias religiosas tras el contacto con el orientalismo y qué papel desempeñaron en su conversión al socialismo? ¿Por qué pretendía ser un vampiro? ¿Qué experiencias lo llevaron a desestimar la casualidad?” Fascinantes preguntas y no dudo que las respuestas sean interesantes.

Cortázar, por otro lado – dice Solares – es un autor excelente para enamorar a los jóvenes con la literatura: "Me gustaría pensar que si se inician con Cortázar, el escritor, solito, se encarga de meterlos de cabeza en la literatura y ya no pueden salir de ahí".

Imagen de Julio Cortázar está prologado por Gabriel García Márquez quien, no solamente es una cortazariano irredente como dice una nota periodística, sino que fue uno de los mejores amigos del argentino. En el prólogo expresa que el libro de Solares le hizo sentir cuán vivo está Cortázar entre nosotros.

Si. Está en la habitación de al lado.

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